La vida es un musical (Glee)

Si mezclamos dos cosas que nos gustan no necesariamente nos encontramos con algo que nos guste mas aún. De hecho podemos incluso conseguir algo que no nos guste nada. Hay innumerables ejemplos para ilustrar esto que digo. Por supuesto también tenemos ejemplos de lo contrario y uno de ellos es Glee, la serie que combina dos de mis pasiones: la música y las series de TV.

Glee cuenta la historia de un grupo de chicos que se unen para cantar en una coral de instituto. Los primeros integrantes son:

Rachel ,que es la primera voz del grupo. La estrella,sin ser por ello especialmente popular.

Mercedes, competencia soul de Rachel. Negrita con unos kilos de más y con una voz de las que dejan con la boca abierta.

Kurt, voz masculina y soprano (sí,soprano). El hecho de ser tan afeminado le causa mas de un problema en el instituto.

Artie, parapléjico y guitarrista del grupo

Tina, chica asiático- americana con algún problema de tartamudez.

Estos son los primeros pero se les van uniendo muchos mas personajes que en principio no parecen tan fácilmente catalogables dentro de un grupo marginal pero que también ocultan muchos demonios y traumas que se van descubriendo a lo largo de la trama. La convivencia forzosa entre los incomprendidos y los populares se hace mas llevadera gracias a la música que todo lo puede.

Siempre he dicho que me gustaría que la vida fuese como un musical. Sería fantástico que nos comunicásemos en ocasiones entonando una melodía como manera de dar énfasis a los que estamos diciendo. Al cantar lo que decimos se intensifica y eso incluye lo positivo así como lo negativo.A pesar de ello cuando estoy triste preferiría expresarlo en una canción que guardar el sentimiento en algún lugar donde pueda terminar pudriéndose y provocando daños mayores a largo plazo. Afortunadamente tenemos la ficción para imaginarnos por un momento a través de los musicales que eso es posible aunque sea por unos minutos.