Resolutions

Está en todos nosotros el trazarnos objetivos,mas o menos realistas,eso es lo de menos. Para ello nos servimos de fechas especiales. Eventos que nos den el pistoletazo de salida a una meta que cada uno sitúa a la distancia que considera que puede recorrer. El año nuevo es un blanco fácil. De hecho, es tradición en algunos países como Estados Unidos hacer una lista de compromisos que se quieren iniciar o reanudar y que suelen pasar por los clásicos “dejar de fumar” ,”perder peso” hasta los improbables “saltar en paracaídas” o “ser feliz”. Dicen los estudios que solo se cumplen el 12 % de las resoluciones que nos proponemos. ¿ Qué pasa con el restante? ¿De verdad somos tan inconstantes? ¿Para qué malgastar el tiempo entonces? Si yo viese pasar mis resoluciones de año en año por delante de mis narices, comenzaría el nuevo con una frustración considerable (y creciente). Hay algo positivo en esta costumbre eso sí: La necesidad de mejorar en algo. La consciencia de que necesitamos dejar de hacer lo que nos empequeñece o comenzar aquello que nos va a hacer mas felices. El propio deseo es terapéutico pero de nada sirve si solo lo invocamos en noche-vieja. Que tal proponerse algo real? Tomarlo en serio, colgarlo donde siempre miramos cuando se nos pierda la vista en la monotonía. Yo ya tengo un par de cosas en mente, y tu?